21 de noviembre de 2024

Editorial 11/06/2013

Una actitud demencial

La violencia ocupa un lugar preponderante en la actualidad social. La violencia familiar, quizás, es uno de los hechos que arroja estadísticas escalofriantes. La violencia en el tránsito contabiliza muertes a diario. La inseguridad en la calle también es noticia, exagerada en muchos casos, además.

Y la casualidad y el azar juegan muchas veces, y en buena hora, a favor de la vida. De la continuidad de una vida.
La rotura de automóviles, los graffitis agraviantes, las agresiones en las redes sociales, las amenazas en las mismas redes, el anonimato soez y grosero, todo coadyuva a la hora de agregar eslabones en la cadena de la intimidación.
Lo sucedido en la madrugada del domingo en el exterior del Pub La Grieta se inscribe en un marco de violencia que también encuentra recovecos en nuestra sociedad. Pareciera la única forma de dirimir diferencias. Sin diálogo y, muchas veces, sin conocimiento alguno, se opta por la salida violenta, la agresión, los golpes y, en este caso, un ataque a balazos, según trascendió, con un arma de buen calibre.
Primero, ¿qué lleva a una persona a circular armado por la vía pública? ¿Qué lleva a usar el arma? ¿Qué justificativo puede existir para atacar un lugar público en el que se encuentran reunidas decenas de personas, jóvenes o no jóvenes?
No hay justificativo alguno.
Muchos jóvenes hicieron conocer sus inquietudes en las redes sociales por haber sido testigos de este grave hecho.
Hubo quienes aludieron a la presencia de menores en el Pub y la negativa de permiso a otros menores.
En los últimos tiempos, de acuerdo a lo actuado por ‘Nocturnidad’, se efectúan controles y no se ha detectado la presencia de menores en ese Pub, con la salvedad de que algunos han falsificado su identidad.
Por otra parte, el personal de seguridad, en este caso, de La Grieta, no permite ingresar sin documentos y se ha dado el caso, el fin de semana anterior al de este hecho, en el que no se permitió el acceso a jóvenes de, por ejemplo, 22 años, por no poseer el DNI.
Mucho más allá de que esa no sería una excusa que pudiera justificar la demencial actitud de disparar hacia las paredes y puertas del Pub, hay que analizar la nocturnidad como se podría analizar el fútbol.
Ayer, en la ciudad de La Plata, una bala de goma disparada por un efectivo de la policía bonaerense mató a una persona, según se informó, integrante de la “barra brava” de Lanús.
Mauricio Pellegrino, director técnico de Estudiantes de La Plata dijo que “el problema de la violencia no es del fútbol, sino de la sociedad. Es un reflejo de lo que somos. Se ensucia el deporte que queremos disfrutar".
Vale destacar estas palabras, aún coincidiendo parcialmente, porque se pueden aplicar a lo expresado líneas arriba.
Cuando se le achacan males a la nocturnidad pareciera que la violencia, las peleas, los desmanes, tienen que ver con ella, cuando está demostrado que no hay horario para la violencia ni para los violentos. Están en la sociedad y a toda hora.
Ni el fútbol, ni los pubs o los boliches son los causantes.
Son casi una excusa, aclarando que irresponsables se encuentran en todos lados.
En definitiva, a quienes ejercen su carácter a los golpes o a los tiros se los puede observar a cualquier hora de cualquier día. Muchos la ejercen puertas adentro y otros, en plena calle. Pero no “somos todos”. Son algunos.
Lo peor que podría pasar es dejarse ganar por el temor
Esta situación no se puede inclinar hacia el lado del miedo.
Es otro llamado a la responsabilidad que le cabe a cada quién.
De noche y de día...

(AVG)

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