La Policía Bonaerense se vio envuelta en un nuevo escándalo luego de que cinco de sus efectivos y un comisario fueran imputados y detenidos por brindarle protección a una banda de narcotraficantes en Florencio Varela. El escándalo se da en un momento en que la justicia investiga a la fuerza por su rol en el asesinato del joven Ezequiel Alarcón, también en Florencio Varela. 

Los policías detenidos fueron imputados por los delitos de "venta de estupefacientes agravada, cohecho e incumplimiento de los deberes de un funcionario público". El fiscal que investiga la causa es Darío Provisionato, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 1 descentralizada en Florencio Varela.

Según las pruebas recolectadas, los policías imputados (pertenecientes a la Comisaría Segunda de Florencio Varela) recibían un pago semanal de 200.000 para la comisaría y otros 200.000 para la Delegación a cambio de permitir el accionar de un grupo narcotraficante de la zona. Por otra parte, los efectivos policiales también negociaban con los criminales la persecución y el armado de causas judiciales contra bandas delictivas rivales de sus socios. En ese sentido los vecinos de la zona denuncian que esto se evidenciaba en allanamientos contra todas las bandas menos una en particular. 

El entramado criminal salió a la luz cuando la Policía Federal detuvo a una cabecilla narco de Varela, quien sorprendida por la detención aseguro tener acuerdos con el comisario bonaerense Pablo Ojeda. Ante esta denuncia, la fiscalía dispuso de manera reservada que la Policía Federal Argentina comenzará a investigar, y luego de allanar el domicilio de la jefa narco se hallaron armas, cocaína y demás elementos probatorios. Además, durante la pesquisa de su teléfono celular se encontraron audios y mensajes de la sospechosa con los policías de la Comisaria, lo que terminó de probar el vínculo delictivo. 

El polémico accionar de la fuerza sale a la luz en un momento sensible para la policía bonaerense. El mes pasado fue brutalmente asesinado también en Florencio Varela, el joven Ezequiel Alarcón, hermano de un oficial de la bonaerense. Si bien inicialmente se intentó adjudicar el crimen a bandas delictivas de la zona, diversos testigos aseguraron que los más de 40 disparos que le quitaron la vida a Alarcón, provinieron de efectivos policiales. Ante ese contexto, la justicia dictaminó el allanamiento la sede de la Unidad Táctica de Operaciones Inmediatas (UTOI) de la policía bonaerense, en Florencio Varela y el secuestro de las armas reglamentarias de seis integrantes de ese grupo especial. La principal sospecha, es que la policía confundió al joven ( quien trabajaba como pintor y esa noche había salido a comprar remedios para su madre) con un soldadito narco. 

Simón Franco (La Plata)