La Fundación Soñar Argentina y los viveristas locales impulsores de esta Expo encontrarán, en la satisfacción por el resultado, un envión para lograr aún una mayor repercusión provincial y nacional, objetivos que están siendo enfocados desde el nivel legislativo.
Las miles de personas que disfrutaron del esparcimiento, la comodidad, el paisaje, la muy importante exposición viveril y el excelente aporte artesanal, podrán extraer conclusiones. El lugar fue aprovechado de la manera más conveniente. La naturaleza aportó su espacio y brindó sombra a muchos de los que eligieron zonas cercanas a mesas y parrillas, para disfrutar de una ronda de amargos o el asado. La gastronomía también fue exigida y no quedó prácticamente nada de los distintos tipos de carnes en el Patio de Comidas, donde asadores, cortadores y servidores trabajaron a destajo desde el sábado.
La oferta artística fue de excelencia. Víctor Heredia y su sobriedad; la Escuela de Circo con Orkus, un espectáculo exigente y los conjuntos y solistas que llegaron al escenario cumplieron el objetivo de divertir, entretener y brindar lo mejor de sus calidades artísticas y actorales. Las "Reinas" que iluminaron la noche del sábado fueron otro polo de atracción.
Como siempre sucede a la hora de hacer el balance, quedarán algunas cosas para mejorar en el ensamble de las actividades, las conferencias y los lugares donde se realizarán pero lo sucedido ya hace pensar el año próximo en una Expo más grande, con más días de duración y una mejorada infraestructura, capaz de soportar la llegada de miles de personas a un lugar ideal.
Vale decir, un lugar ideal, en el interior de Saladillo.
El interior postergado tantas veces, crece a partir de esfuerzos conjuntos y sin mezquindades. Los ejemplos de Cazón y Álvarez de Toledo son modelos a seguir con plena participación comunitaria. Polvaredas y Del Carril también podrán sumarse a esta cadena horizontal sin paternalismos o seres providenciales que indiquen qué es lo que hay que hacer o no hacer.
Se debe profundizar esta sumatoria en la que la comunidad es fundamental.
Una fiesta popular como la que se vivió en Cazón amerita reflexiones. El Carnaval se debe replantear y transformar. Y lo ya sucedido es un buen ejemplo. Si miles de personas son capaces de fijar su atención en este pequeño pueblo de nuestro interior, lo volverán a hacer cuando lo que se les pueda ofrecer les alcance para lograr lo que busca. Tranquilidad y paseo. Esparcimiento y conocimiento. Así como Cazón se convierte en un Vivero gigante o Álvarez de Toledo en una Navidad con sus viviendas vestidas de Fiesta, todo el interior puede ser un gran Carnaval y sus comunidades, el polo de atracción.
Vale entonces este esfuerzo y la felicitación a quienes posibilitaron esta magnífica demostración de capacidad. Muy bien.
Alberto Víctor García