La situación en la Unidad 30 es alarmante y refleja un problema serio en el sistema penitenciario. La sobrepoblación carcelaria es una problemática que afecta no solo a los internos, sino también al personal penitenciario y a la seguridad en general.

Con 3.000 detenidos en una instalación diseñada para solo 1.000, las condiciones deben ser sumamente precarias. Alojar a cuatro personas en celdas que deberían tener capacidad para solamente una, no solo plantea problemas de espacio, sino también de higiene, salud y seguridad.

Además, la inminente jubilación de más de 30 penitenciarios a fines de noviembre y alrededor de 120 en mayo significan que habrá una reducción significativa en el personal disponible, lo que podría agravar aún más la situación. Contar en oportunidades con solo 12 personas que deben rotar, para cubrir todo el muro es preocupante y pone en riesgo la seguridad tanto de los internos como del personal.

Las largas jornadas de trabajo de los empleados, con turnos de 9 horas continuas, también pueden afectar su rendimiento y bienestar, lo que podría tener consecuencias negativas en la gestión de la Unidad.

Es crucial que se tomen medidas para abordar estos problemas, aumento del personal y la implementación de programas que ayuden a reducir la población carcelaria de manera efectiva. La situación actual no es sostenible ni segura y debería preocupar y ocupar a la clase política en su totalidad.

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