El frío se convirtió en un tema central. De hecho, son los que saben quienes advierten que el invierno del 2024 se perfila como uno de los más gélidos de las últimas décadas.

Y es literal. Según se indicó, la corriente estación podría ser la segunda más fría en 60 años, con anomalías que superarían las registradas durante 2007, y posicionarse entre los más helados de la historia.

Pero en medio de todo esto, hay preguntas que surgen desde el sentido común: olas polares y calentamiento global. ¿Cómo se entienden dos fenómenos tan extremos?

Primero, a saber, las olas polares son episodios climáticos caracterizados por el arribo de aire frío desde regiones polares hacia las latitudes más bajas. Estos eventos suelen ocurrir en el invierno y pueden provocar descensos significativos en las temperaturas, llevando a condiciones de frío intenso y, a menudo, a tormentas de nieve.

Este fenómeno se produce cuando una masa de aire ártico o antártico, impulsada por patrones atmosféricos, se desplaza hacia el sur o el norte, respectivamente. Y pueden durar desde unos pocos días hasta varias semanas, generando no solo incomodidad, sino también riesgos significativos para la salud y la infraestructura.

Las bajas temperaturas extremas pueden afectar la vida diaria, desde el transporte hasta el suministro de energía, y representan un desafío para las comunidades que deben adaptarse rápidamente a estas condiciones adversas.

Días atrás, la NASA compartió una impresionante imagen satelital de la Patagonia argentina completamente cubierta de nieve, captada por el satélite "Aqua". La foto muestra la vasta extensión de la región nevada, destacando su belleza natural y la magnitud del fenómeno climático.

Una foto que se hizo viral en redes sociales, asombrando a usuarios de todo el mundo.

¿Olas polares en un contexto de calentamiento global? ¿No debería ser al revés?

A pesar de que el calentamiento global eleva las temperaturas promedio del planeta, las olas polares siguen ocurriendo. Este fenómeno puede parecer contradictorio, pero tiene una explicación clara en el contexto del cambio climático.

Uno de los factores clave es el debilitamiento del vórtice polar, una corriente de vientos fuertes y fríos que rodean el Ártico y el Antártico. Normalmente, este vórtice mantiene el aire frío contenido en las regiones polares. Sin embargo, el calentamiento global está debilitando estos vientos, permitiendo que el aire se desplace hacia latitudes más bajas.

Además, el jet stream, una corriente de aire que circula alrededor del hemisferio norte, también se ve afectado. Este se vuelve más ondulado e inestable debido a la reducción de la diferencia de temperatura entre el Ártico y las regiones templadas, lo que puede llevar a la creación de bloques de alta presión que atrapan el aire frío y lo envían hacia el sur.

Los patrones atmosféricos globales están cambiando debido al calentamiento de los océanos y otros factores climáticos, lo que provoca una mayor frecuencia de eventos extremos, incluidas las olas polares. Estos cambios hacen que los patrones climáticos sean menos predecibles y más extremos.

La pérdida de hielo marino en el Ártico contribuye al calentamiento global y altera significativamente los patrones. Menos hielo significa más absorción de calor por el océano, afectando la estabilidad del vórtice polar y los flujos de aire en la atmósfera.

Es decir, el calentamiento global no implica aumento uniforme de temperaturas en todo el mundo. En realidad, causa una mayor variabilidad y extremos climáticos, incluyendo frías olas polares. Estos fenómenos son un recordatorio de cómo el cambio climático está trastornando el equilibrio natural del planeta, creando un clima más impredecible y extremo.

Eventos cada vez más extremos y frecuentes

El meteorólogo Leonardo De Benedictis clarificó las diferencias entre calentamiento global y cambio climático, términos que según dijo son frecuentemente confundidos. "Calentamiento global habla, fundamentalmente, de que la temperatura promedio del mundo está aumentando. Ese término genera un poco de confusión, por eso se empezó a usar cambio climático, porque abarca mucho más que solo el calentamiento global".

El meteorólogo destacó dos aspectos cruciales en este contexto: "Una es la situación local de cada parte del planeta y otra es el comportamiento a nivel planetario". Para ilustrar este punto, De Benedictis mencionó que "en medio del calentamiento global, puede haber una zona del mundo con una tremenda ola de frío, incluso inédita, pero a nivel planeta tener una temperatura promedio por encima del valor medio".

En referencia a la reciente ola de frío en la Argentina, De Benedictis comentó: "La particularidad que se dio es que fue la única zona con dicha situación. El resto del mundo seguía teniendo temperaturas más cálidas que lo normal, pero al hacer un promedio a nivel planetario, la temperatura no le hizo ni cosquillas".

Además, De Benedictis subrayó el aumento en la frecuencia de eventos extremos como una tendencia preocupante. "Con esto del calentamiento global o cambio climático, lo que se está viendo es un aumento en la cantidad de eventos extremos. No solamente se habla de tormentas, sino también de sequías intensas, olas de calor y olas de frío. Son todos eventos que se van a empezar a dar en mayor medida en sectores localizados".

El meteorólogo concluyó que la variabilidad climática será cada vez más marcada: "Esto no quiere decir que va a llover mucho más en todo el planeta o que va a llover menos, sino que se van a empezar a darse núcleos con mucha variabilidad".

"En un sector se darán muchas tormentas, el otro mucha sequía, uno con olas de frío, el otro con olas de calor y así en cada sector del mundo. Y eso con mayor frecuencia", dijo. Y añadió que "dentro de esos eventos extremos están justamente las olas de frío, con lo cual no es algo que va en contra del calentamiento global, que sigue estando presente y una ola de frío sectorizada no lo va a cambiar".

Por Juan Tucat, redacción de La Brújula 24