Nacionales 18/12/2024
Entre la interna y los escándalos, el oficialismo cedió las extraordinarias
Precintado y cerrado hasta nuevo aviso, así terminó el Congreso de Javier Milei tras el escándalo de carpetazos y denuncias cruzadas que originó la detención de Edgardo Kueider. Martín Menem puede respirar tranquilo porque ya no hay nadie en Casa Rosada que hable de extraordinarias: la fantasía de sostener el debate parlamentario se hundió con la expulsión de Kueider y terminó de sepultarse con las denuncias contra otros dirigentes. En un escenario de incomodidad generalizada, con el triángulo de hierro declarándole la guerra a Victoria Villarruel en las redes sociales, el gobierno libertario terminó acatando los ruegos de sus legisladores y dio por comenzado, de facto, el receso parlamentario.
Era un secreto a voces que Menem no quería saber nada con una convocatoria de sesiones extraordinarias, pero un ala dentro de Casa Rosada insistía: había que aprovechar para eliminar las PASO porque no se sabía cuándo volvería a surgir la oportunidad. El oficialismo sabía que no podía contar con sus habituales aliados del radicalismo y el PRO -que, de eliminarse las PASO, quedarían a merced de la lapicera de Karina Milei-, pero contaba con la buena predisposición de una mayoría importante en el peronismo. Necesitaba una mayoría especial de 129 votos y, con el apoyo de los gobernadores norteños y una parte de Unión por la Patria, el resultado era posible.
Los gobernadores estaban dispuestos y una parte importante de UxP, que todavía no había llegado a discutirlo internamente en el bloque, también. El Frente Renovador ya había presentado un proyecto para hacer lo mismo en Provincia de Buenos Aires y Sergio Massa venía conversando con Axel Kicillof y Cristina Fernández de Kirchner sobre esta posibilidad. Dentro del bloque de UxP, que comanda Germán Martínez, había una coincidencia generalizada de que, de llevarse el debate al recinto, La Cámpora acompañaría la eliminación de las PASO. "Formó parte del arreglo político con la reelección de Menem", admite un diputado peronista que se resiste, en minoría, a la eliminación de las PASO.
El escenario era propicio pero no terminaba de estar claro. Martínez se lo hizo saber a Menem la semana pasada: el bloque estaba dividido, predominaba la lógica territorial y era difícil saber el desenlace. Menem lo venía advirtiendo y, sin embargo, apenas se desató el escándalo del (ex) senador Kueider, el vocero Manuel Adorni salió a tuitear que Milei convocaría extraordinarias hasta el 27 de diciembre para tratar el tema, exponiendo así la interna dentro de LLA.
El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, fue el designado para salir a aclarar el panorama y anunciar, después de días de especulaciones, que no habría convocatoria formal a extraordinarias. Francos compartía el mismo diagnostico que Menem y se mostraba escéptico de lograr una mayoría sólida para eliminar las PASO. Pero fue la expulsión de Kueider y la guerra a cielo abierto entre Milei y la vicepresidenta lo que terminaría enterrando las pretenciones de los partidarios de las extraordinarias.
La ola expansiva Kueider
La disputa que Milei abrió con Villarruel por la validez de la sesión que expulsó a Kueider terminó llevando su disputa interna a un punto de no retorno. Casa Rosada había salido a responsabilizar a la vice por la derrota, al punto de acusarla de conducir ilegítimamente la sesión (dado que, por esas horas, Milei estaba de viaje y Villarruel tendría que haber estado al frente del Ejecutivo, no del Senado). Y esta imputación terminaría de desatar una catarata de acusaciones cruzadas y amenazas de carpetazos que, según confesaban voceros oficialistas, solo podían tener una respuesta: el cierre del Senado hasta nuevo aviso.
No era la primera vez que sucedía: el Senado ya había estado más de dos meses sin funcionar luego del rechazo al DNU de los fondos reservados de la SIDE (derrota que Casa Rosada también adjudicó, en su momento, a la "torpeza" de Villarruel). "No es prolija", denuncian los voceros libertarios más amables. La novedad, sin embargo, era que el fenómeno había llegado a extenderse a la Cámara de Diputados, en donde el gobierno se había movido, hasta ahora, con mayor cintura. "Hasta la semana pasada había extraordinarias, pero lo de Kueider terminó de echar por tierra todo", afirma un diputado de UxP.
En la presidencia de la Cámara de Diputados insisten en que Menem nunca quiso extraordinarias, pero admiten que los últimos escándalos judiciales terminaron de empantanar el escenario. Y es que luego de lo de Kueider - que, por unas horas, Casa Rosada amenazó con replicar en Diputados con kirchneristas investigados -, se sumó la denuncia contra Cristian Ritondo por una serie de empresas en paraísos fiscales a nombre de su esposa, Romina Aldana Diago. Y, luego, el descubrimiento de que también el jefe de la Dirección General Impositiva (DGI), Andrés Vázquez, había adquirido, también a través de un entramado de offshore, una serie de propiedades en Estados Unidos. "Nadie puede decir nada de nadie, nosotros no nos vamos a meter", admite un libertario.
En este contexto, LLA aspira a mantener cerrado el Congreso hasta febrero o marzo. Los pasillos del Palacio, incluso, ya amanecieron precintados por remodelaciones: una postal profética del futuro que, más de uno en el oficialismo, fantasea para el Congreso en 2025.
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