El destino cuenta con el Vivero Municipal Eduardo Holmberg, el más grande del territorio bonaerense.

Descansar, divertirse, recuperar la energía. En plena temporada de vacaciones de verano, cada viajero, familia, pareja o grupo de amigos decidirá si se tomará unos días junto el mar, la montaña o en el campo.

Pero para los que todavía no se van de viaje, pueden ir disfrutando de alguna que otra escapada durante los fines de semana. ¿Y qué mejor que recargar las pilas en un campo energético, a pocos kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires?

Tanto para ellos como para quienes viven en el interior de la provincia de Buenos Aires, Saladillo guarda un secreto: se trata de Cazón, un pueblito rural que ofrece a los visitantes sus espacios verdes únicos y el Vivero Municipal Eduardo Holmberg, que es el más grande del territorio bonaerense.

A su vez, la base de campamento de Cazón se encuentra justo enfrente de uno de los lugares más energéticos de la zona, por lo que muchos pueden optar por vivir la experiencia de pasar una noche de camping.

Conocido como "el pueblo del millón de árboles", Cazón se enorgullece de contar con un parque solar, que es generador de energía no contaminante y renovable.

Precisamente, allí funciona la base del campamento, ubicada a 18 kilómetros del centro de Saladillo. A 170 kilómetros de Buenos Aires por autopistas Riccheri y Ezeiza-Cañuelas, se accede por Ruta 205, con 6 kilómetros de acceso asfaltado.

Las instalaciones se encuentran frente al Vivero Municipal Eduardo Holmberg, donde hay una gran casona antigua que tiene cocina y comedor con capacidad para 60 personas.

Hay sanitarios con agua caliente, vestuarios con duchas y calefacción a leña. La gran arboleda rodea los quinchos y fogones, con luminarias para la noche, lugar de acampe, cancha de fútbol y pileta.

Según la directora de Turismo, Leticia Colás, "las instalaciones están disponibles para ser utilizadas por instituciones públicas y privadas, y el arancel es muy accesible. La propuesta está destinada para cualquier persona que desee conectar con el verde y la tranquilidad".

"Los visitantes locales abonan una tarifa más económica y el turista que pague $1.500 puede vivir un día diferente. Los precios son muy accesibles para este verano. También los visitantes pueden optar por alojarse en la casona por $3.000", afirmó.

Un bosque energético

Todos aseguran que el lugar tiene una vibra especial, como lo manifestó la profesora de yoga y consultora de Ayurveda, Alejandra Gorlero: "La base del campamento y el vivero tienen un bosque frondoso, donde lo que se busca es la conexión senso-perceptiva de los visitantes en contacto con la naturaleza".

"Mi propuesta apunta a brindar un paseo relajado, para vivir una experiencia que los conecte directamente con los sentidos y de esta manera incentivarlos y vivenciar otra conexión aún más profunda", destacó quien realiza meditaciones para turistas y locales, previa reserva, e invita a quienes llegan al lugar a vivir una experiencia distinta (@InspiraYogasaladillo).

En ese lugar, "el aire es mucho más limpio y no hay contaminación sonora, lo que hace que la experiencia para la salud sea más beneficiosa. Estas prácticas mejoran los estados de depresión, reducen el estrés y la presión arterial".

Allí se realizan caminatas y, al finalizar el recorrido, se puede hacer una relajación y meditación para sentirse en comunión con el entorno.

Además, hay un sitio particular con una "energía" que desafía las leyes de gravedad. Basta con que alguien tome dos ramas del suelo y las coloque una sobre la otra en forma de "T" para observar el asombroso equilibrio.

Sobre esta experiencia Alejandra dijo que se han hecho pruebas como en el bosque de Miramar y se ha podido determinar que es un lugar energéticamente distinto. El fenómeno se produce en un sector especial dentro del Vivero.

Cazón tiene más viveros que casas. Y los turistas se ven atraídos por la belleza natural del pueblo, la sostenibilidad, las energías y las propuestas más novedosas, como La Pulpería para comer y el Domo de Cazón, un curioso alojamiento.

Clarin