Locales 16/07/2023
La Orden Carmelitana, fue fundada en Palestina
La devoción a la Virgen del Carmen está ligada a la Orden Carmelitana, fundada en Palestina, en el siglo XII, por Simón Stock.
Éste, apenado por calumnias y persecución de que era objeto la Orden Carmelitana, suplicó a la Virgen que se dignara darle una señal de que era Ella y de que quería ser la Madre Protectora de los Carmelitas.
Una noche se le apareció María, en medio de brillantes resplandores, y sonriente con acento cariñoso, le dijo, al mismo tiempo que le entregaba el santo escapulario: "Toma este escapulario de la Orden, privilegio que a tí y a todos los Carmelitas otorgo; el que muriese vistiéndolo, no arderá en el fuego eterno; he aquí la señal de salvación, seguridad en los peligros, alianza de paz y amistad".
Abundan los templos y santuarios dedicados a Nuestra Señora del Carmen.
En la ciudad de Mendoza es venerada la imagen de la Virgen del Carmen de Cuyo, Patrona del Ejército de los Andes a quien el General José de San Martín donó su bastón de mando.
El Papa San Pío X autorizó su coronación en 1911 y en 1943 se le concedió faja y bando de General del Ejército Argentino.
Otras imágenes famosas del Carmen son reverenciadas en Las Flores (Buenos Aires), donde se la considera Patrona. Allí es honrada desde 1772.
La Virgen del Carmen de Nogoyá (Entre Ríos), es venerada como fundadora desde 1782. De ella fue muy devoto Justo José de Urquiza.
En la actualidad su adoración se la vincula a la idea de ALIANZA, en particular la alianza de amor matrimonial y familiar, a tal punto que la corona (1966) está formada por anillos de matrimonio ofrendados por los nogoyaenses.
ACORDAOS DE NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN.
Acordaos, oh piadosísima Virgen y dulcísima Madre, María del Carmen, que jamás se ha oído decir que ninguno de cuantos han acudido a vuestro amparo, implorando vuestra protección y reclamando vuestro auxilio haya quedado sin consuelo. Animado con esta confianza a Vos también acudo, oh María Santísima del Carmen, y gimiendo bajo el peso de mis pecados, me postro humildemente en presencia de vuestra Imagen por cuyo medio tanto deseáis favorecerme. No despreciéis mis súplicas, oh dulcísima madre mía, antes bien oídlas y acogedlas favorablemente. Amén.
COLABORACIÓN: TERESITA TURRIÓN
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