Racing perdió, le hicieron cinco goles, quedó bastante lejos de la lucha por el campeonato y los hinchas se rompieron las manos para aplaudirlo una vez concluido el partido. Son tiempos de bonanza en la Academia, claro, que volvió al Cilindro luego de la coronación en Paraguay. Pero más allá de la Sudamericana, el reconocimiento de los hinchas también se debió al partidazo que acababan de ver, con un equipo de Gustavo Costas que acarició la épica varias veces (pasó de 0-1 a 1-2 y de 2-4 a 4-4), sólo que una menos que los tremendos errores de su defensa.

El increíble Racing 4, Estudiantes 5 de este miércoles por la noche sirvió, entre muchas otras cosas (como para probar otra vez que el lateral Rojas está en nivel de Selección, por ejemplo), como caso testigo de que una defensa engualichada puede más que el mejor de los ataques. Y lo de alabar al sistema ofensivo del gran DT académico no es un exceso: lleva 101 goles en el año, todo un récord.

Cierto es que a la Academia le faltó García Basso y también se le lesionó Di Césare al principio del segundo tiempo, en pleno 2-2 pincha, pero las falencias en campo propio parecieron exceder lo meramente futbolístico. Rebotes desafortunados, pifies, pelotas que justo caen en la cabeza de un especialista como Carrillo... Una verdadera serie de eventos desafortunados tan nutrida que hasta desató alguna risa resignada de los hinchas ante lo insólito de la situación.

En sintonía, Estudiantes, que atacó poquito y goleó mucho, tuvo dos salvadas excelentes de su arquero y un despeje sobre la línea y sobre la hora del central Rodríguez para evitar el 5-5. Sí, pudieron ser más los goles en Avellaneda.

Quedará para la imaginación la que pudo ser una noche gloriosa de Luciano Vietto, con su doblete y una chilena de novela para poner el 4-4. O si había lugar para un quinto gol de Racing si Arias y la defensa no dudaban tanto en el quinto que sí lo fue, pero para el Pincha. Lo cierto es que Vélez cerró una semana inmejorable, tomando distancia considerable de Racing y Huracán (a 5), con Talleres como principal contendiente (a 3) con sólo seis puntos por jugar.

Ojo, también hubo lugar para la fiesta post partido, con presencia de los campeones de la Supercopa 1988, como Rubén Paz, la Tota Fabbri o el Toti Iglesias, de cabellera impecable por cierto, para hacerles el pasillo de campeón a los nuevos ídolos, los de la Sudamericana 2024... Y los no tan nuevos, como Costas, quien ante los ojos del gran Juan Carlos Rulli -campeón intercontinental del '67- recibió una réplica del saco de Juan José Pizzuti. Más que merecido lo tiene.